Pues sí, mi grupo era algo diferente. Jugábamos
viernes, sábados y domingos. Unas 22h semanales. Había verdaderos arsenales
sobre la mesa para emular situaciones. En ocasiones, nos sentábamos alrededor
de un reproductor de música y debíamos narrar acorde con la BSO que sonaba, uno
tras otro, improvisando y uniendo la historia.
En momentos de desconexión rolera, nos
adentrábamos en alcantarillados, nos metíamos dentro de casas abandonadas, en
túneles excavados a pico, resultado de antiguas construcciones 1920/1940... En
fin, buscábamos adrenalina.
Sí, teníamos ciertas manías y costumbres.
Éramos soñadores, fantasiosos. No nos perdíamos
ninguna película de cine del tema. Recuerdo el estreno de Willow, Alien,
Robocop, Akira, The Abyss, Indiana Jones... Coleccionábamos bandas sonoras en
cintas de cassette y sobres con tarjetas de ilustradores de fantasía; Magic de
los 90; ¡usábamos la carta de Black Lotus como posavasos! Comprábamos cómics
como Zona 84 y el Creepy... Eran
épocas sencillas, sin internet, ni móviles... sin estrés. Tirábamos de cabinas telefónicas para juntarnos e
íbamos a las Gencon de los 90.
Fue una época dorada. Algo para recordar. Nunca la
olvidaré. Y sí, éramos frikis,
¡¡pero orgullosos de serlo!!
Mi primer libro de fantasía fue el Hobbit.
¿Éramos diferentes? Yo creo que no, solo éramos
jóvenes que nos abrimos a la fantasía y disfrutamos con ella. Algo para recordar y no olvidar. Éramos hermanos de juego.
Jordi (@masterderol
en Instagram), posee
una amplia trayectoria como Master en juegos como: D&D, The Call of Cthulhu, Far West, Traveller, Paranoia, Kult, Caza
fantasmas, Star Wars, Stormbringer, Señor de los anillos, Mutantes en la sombra
(primera edición), Aquelarre, Vampiro,
Pendragon, Oráculo... Ahora, comparte aquí, en el Vector, sus muchas
experiencias con tod@s nosotr@s. ¡Y por qué no! Algún que otro relato también.
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