Lo peor que podéis hacer ante un Nigromante es: darle tiempo. Es exponencial. Directamente proporcional al poder del conjuro que vaya a realizar. Cuanto más tiempo tenga, peor para vosotros.
Tampoco debéis permitir que pronuncie su
hechizo. Silenciadlo. El hechizo globo de silencio o silenciar enfocado en él,
lo mantendrá calladito. Eso si utilizáis
las reglas para conjurar, o sea, la tríada: verbal, somático y material. Si
alguno de estos factores falla, el conjuro se va al garete. Y así, donde antes solo había un Nigromante, ahora tendréis
una turba de esqueletos, sombras, no muertos y otras indeseables criaturas. Algunas
de ellas muy, pero que muy a tener en cuenta.
Sed rápidos, tened preparados conjuros
adecuados: ladrones ya en las sombras, guerreros con alguna protección mágica
encima... No le deis tregua.
Ya sabéis, Nigromantes, sus palabras son
muerte.
Jordi (@masterderol en Instagram),
posee una amplia trayectoria como Master en juegos como: D&D, The Call of Cthulhu, Far West, Traveller,
Paranoia, Kult, Caza fantasmas, Star Wars, Stormbringer, Señor de los anillos,
Mutantes en la sombra (primera edición),
Aquelarre, Vampiro, Pendragon, Oráculo...
Ahora, comparte aquí, en el
Vector, sus muchas experiencias con tod@s nosotr@s. ¡Y por qué no! Algún que
otro relato también.
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