Sacó un documento de su
cartera negra y se lo mostró a Sarcasmo.
—Usted conoce, sin duda,
este contrato, señor Consejero. En su momento lo cerró personalmente con mi
jefe y lo firmó con su propia mano. En él se dice que le son otorgados a usted
durante este siglo, por parte de su Protector, poderes extraordinarios,
realmente extraordinarios, sobre la naturaleza entera y sobre sus semejantes.
Pero también se dice que usted se compromete a cumplir antes de fin de año,
directa o indirectamente, las siguientes misiones: exterminar diez especies de
animales, sean mariposas, peces o mamíferos; contaminar cinco ríos, o cinco
veces el mismo río; provocar la muerte de diez mil árboles por lo menos, y así
sucesivamente, hasta el último punto: desencadenar en el mundo una epidemia
nueva cada año, como mínimo, que haga sucumbir a hombres o animales, o a unos y
otros. Por último: manipular el clima del país de forma que se alteren las
estaciones del año y haya períodos de sequía o inundaciones. Mi querido señor,
en el año transcurrido solo ha cumplido usted la mitad de estas obligaciones.
Mi jefe piensa que eso es lamentable, muy lamentable. Está enojado con usted. Y
ya sabe qué significa eso para Su Excelencia. ¿Tiene usted algo que objetar?
Sarcasmo, que ya había intentado
repetidas veces interrumpir al visitante, espetó:
—Pero todavía no se ha
acabado el año. ¡Por todos los diablos! Aún estamos en la tarde de San
Silvestre. Tengo tiempo hasta medianoche.
El señor Oruga lo miró con
sus ojos sin párpados.
—Es cierto, ¿y piensa
usted... —echó una ojeada al reloj y prosiguió— realizar todo lo que le falta
en las pocas horas que quedan? ¿Lo piensa realmente?
—¡Naturalmente! —chilló
furioso Sarcasmo. Pero luego bajó súbitamente la cabeza y murmuró con voz casi
imperceptible—: No, imposible.
Subgénero: Literatura
Infantil / Literatura Fantástica
Autor: Michael Ende Título: El genialcoholorososatanarquiarqueologicavernoso ponche de los deseos (Der satanarchäolügenialkohöllische Wunschpunsch) Año:1989
Sinopsis:
Belcebú
Sarcasmo (un mago de laboratorio) y su tía Tirania Vampir (Bruja multiplicadineros)
son dos de las personas más abyectas de este mundo. Han firmado un contrato con
el mismísimo Belcebú en el cual a cambio de poderes oscuros tienen que realizar
varias maldades de diversa índole en un año. Pero es casi Nochevieja y se
encuentran muy lejos de poder cumplir su contrato.
El
Consejo de Animales ha mandado espías para averiguar lo que pasa. En casa del
mago está Félix, alias Maurizio di Mauro, un gato glotón con aspiraciones de
cantor de cámara, que ha sido hábilmente engañado por Belcebú Sarcasmo. Y en
casa de Madam Vampir, un cuervo calamitoso llamado Jacobo Osadías.
A
final de año el funcionario infernal Maledictus Oruga pasa a pedirles cuentas a
ambos. En ese momento deciden usar una poderosísima receta: el ponche de los
deseos. Esta receta concede todos los deseos el día de San Silvestre, con la
particularidad de que se debe desear lo contrario a lo que se quiere conseguir.
Con ese ardid pretenden engañar a los dos espías, invitándolos a participar en
su particular fiesta de fin de año. Sin
embargo, Maurizio y Jacobo harán todo lo posible para impedirlo.
¿No
tenéis algún libro, canción o película a la que volváis una y otra vez en determinadas
fechas del año? A mí es algo que me sucede en Navidad. Me gusta ver Pesadilla
antes de Navidad de Tim Burton antes de comenzar las fiestas y leer El ponche
de los deseos antes de que finalicen (por algo la acción de la historia se
desarrolla durante la noche de San Silvestre, la última del año).
No sé, se ha
convertido en una tradición casi sin darme cuenta. Ya no era una niña cuando
esta historia de Michael Ende llegó a mis manos en una bonita edición de
Círculo de Lectores del que por aquel entonces era socia. Pero pese a ser un
relato destinado al público infantil, logró cautivarme hasta el punto de que alguno
de los miembros más jóvenes de mi familia ha recibido en alguna ocasión un ejemplar
como regalo.
Libro
más que recomendable con el que pasar un buen rato y que os arrancará más de
una sonrisa gracias a las peripecias de un gato y un cuervo empeñados en salvar
el mundo de aquellos que pretenden envenenarlo. Y todo ello antes de que den las doce campanadas en la noche de Fin de Año.
Preciosa balada con la que en 1984 nos sorprendieron los chicos de Frankie Goes to Hollywood. El vídeo de la canción viene que ni pintado para felicitar la Navidad. Felices Fiestas a tod@s.
The power of love
Ayayayaya
Feels
like fire, I'm so in love with you
Dreams
are like angels
They keep bad at bay, bad at bay
Love is the light scaring darkness away
I'm
so in love with you
Purge the soul
Make love your goal
The
power of love
A force from above
Cleaning my soul
Flame on burnt desire
Love with tongues of fire
Purge the soul
Make love your goal
I'll
protect you from the hooded claw
Keep the vampires from your door
When the chips are down I'll be around
With my undying, death-defying love for you
Envy will hurt itself
Let yourself be beautiful
Sparkling love, flowers
And pearls, and pretty girls
Love is like an energy
Rushing in rushing inside of me
Heyyayayaa
The
power of love
A force from above
Cleaning my soul
Flame on burnt desire
Love with tongues of fire
Purge the soul
Make love your goal
This
time we go sublime
Lovers entwine - divine, divine
Love is danger, Love is pleasure
Love is pure - the only treasure
I'm
so in love with you
Purge the soul
Make love your goal
The
power of love
A force from above
Cleaning my soul
The power of love
A force from above
A skyscraping dove
Flame on burnt desire
Love with tongues of fire
Purge the soul
Make love your goal
Compositor: BRIAN PHILIP
NASH, HOLLY JOHNSON, MARK WILLIAM O'TOOLE, PETER GILL, RUDY PEREZ
Autor: René Goscinny Ilustrador: Jean-Jacques Sempé Título: Los amiguetes del pequeño Nicolás (Le Petit Nicolas et
les copains) Año: 2002 (texto de 1963)
Sinopsis:
El pequeño Nicolás tiene un montón
de amigos. Los mejores son sus compañeros del cole: Alcestes, Clotario,
Godofredo, Majencio... con ellos monta trifulcas estupendas. Pero también está
su vecina, Maria Eduvigis, y sus extrañísimas amigas, que no paran de reírse y
de gritar. ¿Qué sería del pequeño Nicolás sin sus estupendos amigos?
El pequeño Nicolás fue todo un
descubrimiento. Llegué a conocer sus travesuras de la manera más insospechada:
en la Escuela de Idiomas estudiando francés. Se trataba de los típicos textos
en versión original que los profesores te hacían leer para practicar el
vocabulario. Todo un acierto en esta ocasión. Pocas veces he disfrutado tanto
haciendo los deberes de clase. Literalmente me partía de risa yo sola en casa.
“El ajedrez” y “El código secreto” tal vez sean dos de mis historias favoritas
de este libro en concreto. Aquí os dejo un fragmento:
El código
secreto
¡Os habéis fijado en que
cuando uno quiere hablar con los compañeros en clase es muy difícil y os
molestan siempre? Claro, podéis hablar con el compañero que está sentado a
vuestro lado; pero aunque tratéis de hablar muy bajo, la maestra os oye y os
dice: "Como tienes tantas ganas de hablar, venga al encerado, ¡ya veremos
si es igual de charlatán!", y os pregunta las provincias y sus capitales,
y se arman montones de líos. También se pueden mandar trozos de papel donde se
escribe lo que se tiene ganas de decir; pero también entonces, casi siempre, la
maestra ve pasar el papel y hay que llevárselo al director, y como lo que hay
escrito es "Rufo es idiota, pásalo", o "Eudes es feo,
pásalo", el director os dice que seréis toda la vida unos ignorantes, que
acabaréis en presidio, que eso dará mucha pena a vuestros padres, que se matan
a trabajar para que estéis bien educados. ¡Y os deja castigados sin salir!
Por eso esta mañana, en el primer recreo, nos pareció
formidable la idea de Godofredo.
-He inventado un código sensacional -nos dijo Godofredo-.
Es un código secreto que sólo entenderemos nosotros, los de la pandilla.
Y nos lo enseñó; para cada letra se hace un gesto. Por
ejemplo, el dedo en la nariz es la letra a;
el dedo en el ojo izquierdo es la b;
el dedo en el ojo derecho es la c.
Hay gestos diferentes para todas las letras; se rasca la oreja, se frota la
barbilla, se dan palmadas en la cabeza, y así hasta la z, en la que se bizquea. ¡Formidable!
El
resto de esta historia os la podéis imaginar. Con tanto gesto los niños acaban
medio locos en clase. Jajajjaja… Si tenéis hijos pequeños (y no tan pequeños) y aún no sabéis qué regalarles en
Navidad, esta sería mi propuesta. Disfrutareis vosotros y disfrutarán ellos con las desternillantes aventuras de esta pandilla de adorables
diablillos.
—Ve y mira nuevamente las rosas.Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme
adiós y te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver nuevamente las rosas:
—No sois en absoluto parecidas a mi rosa. No sois nada aún —les dijo—.
Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No
era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Y las rosas se
sintieron bien molestas.
—Sois bellas, pero estáis vacías —les dijo todavía—. No se puede morir por
vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece.
Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa
a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo.
Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la
rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto
que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces,
callarse. Puesto que ella es mi rosa.
Y volvió hacia el zorro:
—Adiós —dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino
con el corazón. Lo esencial es invisible
a los ojos. —Lo esencial es invisible a los ojos —repitió el principito, al fin de
acordarse.
—El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
—El tiempo que perdí por mi rosa… —dijo el principito, a fin de acordarse.
—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—. Pero tú no debes
olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres
responsable de tu rosa…
—Soy responsable de mi rosa… —repitió el principito, a fin de acordarse.
Don Juan: Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento,
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
Doña Inés:
Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío
resistirte no está ya;
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.
Género: Teatro Subgénero: Drama religioso-fantástico
Autor: José Zorrilla
Título: Don Juan Tenorio
Año:1844
Sinopsis:
En la historia del mito de don Juan,
el Tenorio de José Zorrilla ocupa un lugar de gran relieve por su enorme y
sostenido éxito y por la novedosa caracterización de su protagonista. Si algo
definía a don Juan Tenorio desde su aparición en El burlador de Sevilla era una personalidad sin modulaciones,
cifrada en una maldad impenitente y una implacable entrega al fraude y la
mentira. En manos de Zorrilla, el aristócrata sevillano experimenta una
transformación por gracia de doña Inés, catalizadora de un amor que redime y
que puede abrir las puertas al arrepentimiento y el perdón. A pesar del tiempo
trascurrido desde su estreno, el Tenorio sigue siendo una obra de
extraordinaria popularidad, cuyos versos más conocidos son todavía (acaso
gracias a su fundamental desmesura) patrimonio vivo de nuestra lengua.
¿Ya habéis pensado cómo celebrar la
fiesta de Todos los Santos? ¿Estilo Halloween? ¿Y por qué no hacerlo con una de
las costumbres más literarias de nuestro país? La tradición dicta que en la
víspera de Difuntos se represente la obra de José Zorrilla Don Juan Tenorio. ¿Por qué? Son muchas las teorías que hablan sobre
este asunto aunque tal vez la más acertada sea la que se inclina por los
recursos dramáticos que el autor utiliza en la segunda parte de la obra:
ambientación en un lúgubre cementerio donde la muerte cobra protagonismo;
fantasmas que se materializan; redención y salvación del alma del personaje
arrepentido.
Una bonita tradición que espero
logre sobrevivir durante muchos años más pese a la dura competencia que
representan las calabazas invasoras.
MEFISTÓFELES.- En esto reconozco al
docto señor. Aquello que no palpáis, está cien leguas distante de vos; aquello
que no comprendéis, para vos no existe; aquello que no calibráis, creéis que no
es verdad; aquello que no pesáis, no tiene para vos peso alguno; aquello que no
podéis amonedar, imagináis que nada vale.
"Macondo
era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del
huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo
en hechos demasiado conocidos, y empezó a descifrar el instante que estaba
viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose así mismo en el
acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si estuviera viendo
a un espejo hablando. Entonces dio otro salto para anticiparse a las
predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin
embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría
jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos ( o los
espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los
hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabará de descifrar los
pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para
siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una
segunda oportunidad sobre la tierra."
Cien años de soledad es una novela ya legendaria en los anales de la literatura universal, una
de las aventuras literarias más fascinantes del siglo XX. Millones de
ejemplares leídos en todas las lenguas y el premio
Nobel de Literatura coronando una obra que se había abierto paso «boca a boca»
-como gusta decir el escritor- son la más palpable demostración de que la
aventura fabulosa de la familia Buendía-Iguarán, con sus milagros, fantasías,
obsesiones, tragedias, incestos, adulterios, rebeldías, descubrimientos y
condenas, representaba al mismo tiempo el mito y la historia, la tragedia y el
amor del mundo entero.
¿Cómo no amar un libro que comienza
de semejante manera?: «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento,
el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo.»
Una sola frase que nos atrapa al
instante y nos lanza hacia el misterio y la magia que saturan cada uno de los
rincones de ese lugar de leyenda que es Macondo. Una novela que descubrí con 16
años, ya que formaba parte de las lecturas obligatorias de la asignatura de
Literatura. Un curso, el de 1983/84, en el que aprendí a amar las grandes
historias de mano de un magnífico profesor, Vicente, capaz de hacerme disfrutar
de todos y cada uno de los tochos con
los que ese año nos tocó trabajar: El
Quijote, La regenta, Cien años de soledad…
Cien años
de soledad es un libro que recomiendo a todo el mundo. Su lenguaje poético y
evocador, de fácil lectura, es capaz de conducirnos de forma tranquila y
sosegada hacia ese mundo onírico (pero a la vez cercano) en el que trascurren
las vidas de los muchos personajes que pueblan esta compleja historia (he de
reconocer que en varias ocasiones tuve que consultar el cuadro genealógico de
la familia Buendía para no perderme). Leo, releo y con cada nueva visita a
Macondo y sus gentes la experiencia se enriquece. Al fin y al cabo creo que los
buenos libros son como el vino: mejoran con la edad.
La historia de El Dracón y el lobo de
fuego transcurre durante el otoño en el Reino de Ondrat. Una bonita estación para disfrutar de
una entretenida lectura como esta. Os dejo un breve fragmento:
Levantó la cabeza hacia la colorida bóveda que formaban los gigantescos
y espigados alitos sobre sus cabezas.
Las inmensas copas de aquellos árboles cuyas ramas se veían poco a poco
despobladas de hojas, aún mostraban los tonos amarillentos, rojizos y ocres
propios de la estación. Toda una paleta de brillantes colores otoñales
únicamente destinados a los contados viajeros que osaban internarse en su
espesura.
Eran muy pocos los que se atrevían a atravesar aquellas extensas tierras
envueltas en el misterio. Índigo jamás había llegado a ver a ninguno de los
muchos espíritus que según la creencia popular habitaban en los alitos del Bosque de los Nacidos. Aunque
no verlos no impedía que se le erizara el vello de la nuca con la molesta
sensación de ser permanentemente observado por cientos de ojos tras cada
tronco, tras cada hoja….Es curioso como la mente humana puede llegar
a sugestionarse de semejante forma, mascullaba para justificar un repentino
estremecimiento que le puso la piel de gallina.
Según contaba la leyenda, habían sido las gentes de la hoy desaparecida
ciudad de Pluria las que habían creado aquel inmenso bosque en lo que en la antigüedad
eran solo praderas. Sus ancestrales creencias los unían a los árboles de por
vida. Cada nacimiento era celebrado con la plantación de un alito en cuya corteza se grabaría con el
tiempo el nombre de su hermano humano. Ambos crecerían y prosperarían al mismo
tiempo sobre la tierra que los vio nacer. Cuando el nacido de mujer moría, sus
cenizas se enterraban entre las nudosas raíces del árbol para seguir
alimentando su desarrollo. De esta manera, ambos seres se fundían en una sola
entidad que perduraría por la eternidad de los tiempos. Índigo se sonrió al recordar aquella historia. Era un cuento hermoso sin
duda. Los sabios plurios podían sentirse orgullosos de su eternidad. Los alitos eran seres fuertes y muy
longevos, casi eternos por lo que él sabía. Árboles altos, de troncos rectos y
corteza lisa y suave, sin ramas intermedias por las que poder trepar con
facilidad. Su valiosa y rara madera de color verde era muy apreciada por los
ebanistas del reino, aunque muy pocos carpinteros se atreverían a talar alguno
de aquellos magníficos ejemplares. Una maldición caería no solo sobre el
artesano que realizara tal sacrilegio, sino que esta se extendería también a
toda aquella persona que poseyera cualquiera de los objetos fabricados con tan
sagrada materia prima: una madera impregnada con el espíritu que albergaba. Y
no todos los espíritus descansaban en paz después de la muerte. En el bosque
predominaban los alitos hermosos y
esbeltos, pero también los había retorcidos y amenazantes. Cada árbol adoptaba
la personalidad del alma humana que albergaba, se convertían en sus… avatares
en la eternidad.
*Fotos tomadas en otoño de 2018 en el Nacedero del río Urederra. Baquedano. Navarra. Spain.
Género: Cuento Subgénero: Romántico Autor: Aleksandr SerguéyevichPushkin Título: La tempestad de nieve (La
ventisca) incluido en: Cuentos del difunto Iván Petróvich Belkin (Póvesti pokóinogo Ivana Petróvicha Biélkina - 1831) Año:1830
Sinopsis:
María Gavrílovna es una joven rusa
que se enamora de Vladimir, un alférez del ejército. Debido a la humilde
condición del muchacho, los padres de María no aprueban la relación. Los
amantes deciden que la única solución a sus penas amorosas es fugarse y casarse
en secreto. Para llevar a cabo la boda clandestina, planean encontrarse en la
aldea de Zhádrino. La noche señalada, se levanta una fuerte tormenta de nieve
que impide a Vladimir llegar a tiempo. Los novios no se encuentran y, poco
tiempo después, él muere en el frente. Durante muchos meses María rechaza a
todos sus pretendientes, fiel al recuerdo de su amado. Hasta que un día llega a
la aldea Burmín, un coronel discreto e inteligente que despertará de nuevo el
interés en María... Pushkin escribe un bonito cuento de amor, que muestra cómo
se entretejen las coincidencias a manos del caprichoso destino.
Creo que ya lo he mencionado en
alguna ocasión anterior: los autores rusos son mi debilidad. En este caso
Pushkin nos regala una deliciosa historia para leer en menos de media hora pero
con la que poder disfrutar durante mucho tiempo más. Yo por lo menos puedo
montarme en mi cabeza toda una película con esas pocas páginas de genialidad.
Género: Ciencia Ficción Director: Ridley Scott Título: Blade Runner Año:1982
Basada en la novela de 1968 ¿Sueñan
los androides con ovejas eléctricas?(Do Androids Dream of
Electric Sheep?)de Philip K. Dick
Monólogo final del replicante Roy Batty: Quite an experience to
live in fear, isn´t it? That´s what it is to be a slave.
I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die.
Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser un esclavo.
Yo he visto cosas que vosotros no
creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la
oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en
el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
Hace muchos años que encontré estos maravillosos juegos trasteando por la red. Pensaba que ya habrían desaparecido del ciberespacio, pero el otro día haciendo limpieza en los Favoritos del navegador los volví a encontrar. Me hizo mucha ilusión. Aquí os dejo el enlace para que disfrutéis de ellos este verano. Son una verdadera delicia. ¡Eso sí! Tendréis que aguzar el ingenio para localizar el lugar exacto de la imagen en la que pinchar para que la historia comience y vaya avanzando pausadamente hasta el final. Espero que os gusten tanto como a mí. Suerte.
Género: Divulgación Científica Subgénero: Botánica Autor: Jean-Marie Pelt Título: Las plantas. "Amores y civilizaciones vegetales" (Les plantes: amours et civilisation végétales) Año:1980
Sinopsis:
La historia de las plantas puede
compararse con la de la humanidad: las civilizaciones se suceden y cada una
deja sus huellas fósiles o monumentos, y sus horas de gloria. ¿Es cierto que los problemas
“conyugales” empiezan en las algas, con al invención de la sexualidad, y que
esos problemas se complican a medida que las plantas se perfeccionan? ¿Tienen
los musgos un comportamiento regresivo? El libro Las Plantas contesta a ésta
y a otras preguntas que permiten comprender la magnitud de las “civilizaciones”
vegetales y su paralelismo con las del mundo animal. Se puede afirmar que nadie
después de haber leído este libro mirará una flor como lo hacía antes.
Libro ameno e interesante que no os dejará indiferentes. Lo leí por primera vez en 1994 (formaba parte de la Biblioteca Científica Salvat de la que compré casi todos sus
números) y en estos días en los que aprieta el calor del verano he vuelto a él,
seguramente buscando un poco de frescor en las verdes hojas de sus
civilizaciones vegetales.
¿En algún momento de vuestra
existencia habéis dedicado un solo pensamiento a las plantas que os rodean?
¿Qué sabemos realmente de esos seres vivos de discreta existencia con los que
compartimos el planeta? ¿Son tan sosos o pacíficos como aparentan?
Hace 4000 millones de años se
elaboraron en los océanos, por reacción química, las primeras moléculas vivas.
Entre ellas la clorofila, cuya aparición marca el punto de partida de la historia
de las plantas y, por qué no decirlo, de todos nosotros. Las primeras algas
clorofílicas comenzaron a liberar oxígeno y fue de esta manera como el
primitivo aire de la Tierra se fue modificando lentamente y el cielo comenzó a
ser azul por acumulación de oxígeno en la alta atmósfera.
En un principio las plantas
dependían por completo del agua para su desarrollo. Pero en algún punto de su remoto
pasado idearon cómo generar madera. Esto les permitió erguirse sobre la tierra
y colonizarla en sucesivas oleadas evolutivas (musgos, helechos, coníferas)
hasta llegar a las plantas con flores y su posterior relación en bebeficio mutuo con los
animales. Una apasionante historia de seducción, sexo y lucha por la
supervivencia que nunca imaginé que pudiera encontrar en un libro de botánica.
Género: Cuento Subgénero:Alegoría /Naturaleza Autor: Jean Giono Título: El hombre que plantaba árboles (L'homme qui plantait des arbres) Año:1953
Sinopsis:
Esta es la maravillosa historia de
Elzeard Bouffier, un pastor imaginario, aunque totalmente creíble, que durante
muchos años se dedicó a plantar árboles en una extensa zona de Provenza y
convirtió en una tierra lenna de vida y de verdor lo que antes era un erial
desolado. El relato del autor se inicia en 1913, época en que conoce al pastor
solitario que plantaba árboles, y termina en esa misma comarca más de treinta
años después, cuando la visita después de la guerra y la encuentra convertida
en un vergel.
Sin duda uno de
mis cuentos favoritos. Descubrí esta preciosa y conmovedora historia gracias al
corto dirigido por el canadiense Frédéric Back,ganador del Oscar al mejor Cortometraje Animado en 1987. Una auténtica
joya que nos debería hacer reflexionar sobre la importancia de los pequeños
gestos a la hora de relacionamos con el entorno que nos rodea. Un canto a la
generosidad, a la responsabilidad y al respeto que deberíamos mostrar hacia este
mundo que no nos pertenece y que compartimos con tantos y tan diferentes seres
vivos.
El
Romance de Gerineldo es uno de los romances más difundidos en toda España y
Marruecos (conservado por los judíos sefarditas según el estudio académico de
Manuel Alvar). Se
trata de un breve poema épico lírico, anónimo, de tipo novelesco y que surge al
final de la Edad Media. En su forma más antigua, forma parte del Romancero Viejo, un grupo
de cortos poemas orales desgajados de los cantares de gesta castellanos a
partir del siglo XIV.
Puede
tener un origen legendario: los amores de Emma, hija de Carlomagno, y Eginardo,
su secretario. Su
eje temático es el honor, la honra y los convencionalismos sociales.Posee tres momentos,
la invitación al goce y noche de amor; el presagio del rey y descubrimiento de
la traición y la actitud de los amantes descubiertos.
El
romance ha ido pasando de generación en generación de forma oral y en ese
proceso ha sufrido numerosas modificaciones y adaptaciones. Tanto es así,
que en la versión más extendida en la actualidad aparece fundido junto con otro
romance, el de La boda estorbada
o La condesita, que le sirve
como desenlace, tal y como se puede leer en un artículo de Enrique Baltanas o en el libro de Francisco Javier Satorre.
La
grabación que aparece más abajo fue realizada por las mujeres de una pequeña
pedanía de Salamanca llamada Guadapero. Allá por los años ochenta del siglo
pasado se reunieron en torno a un viejo radiocasete para salvaguardar el
patrimonio oral que poseían. Los medios no eran los adecuados y de ahí que el
sonido no sea muy bueno. Fue toda una grata sorpresa descubrir entre todas
aquellas canciones ya olvidadas por las nuevas generaciones una joya tan
antigua como El Romance de Gerineldo.
A continuación os
dejo la letra de una de las muchas versiones que se pueden encontrar de este romance:
Romance de Gerineldo
Gerineldo, Gerineldo,
Gerineldito querido,
¡quién estuviera una noche
a tus lindos albedríos!
Como soy vuestro criado,
señora, os burláis conmigo.
No me burlo, Gerineldo,
que de veras te lo digo.
A que hora puede ser
señora lo prometido
Sobre las doce de la noche
cuando esté el sultán dormido
Cuatro vueltas dio al palacio
y otras tantas al retiro
Al ver que no había nadie
al cuarto la Infanta
ha ido
Quien ha sido el atrevido
que a mi ventana ha venido
Gerineldo soy señora
que vengo a lo prometido
Se ha levantado la
Infanta
y ha corrido los pestillos
y se han ido a la cama
como mujer y marido
……
Por la mañana dormidos
Cuando se levanta el Rey
no hay quien le de su vestido
Pregunta por Gerineldo
por Gerineldo querido
Unos dicen: no está en casa;
y otros que se habrá dormido.
Se levanta el Rey, su padre
y al cuarto de ella se ha ido
y los ha hallado a los dos
como mujer y marido.
"Si mato a mi hija infanta
dejo el palacio perdido
y si mato a Gerineldo
lo he criado desde niño.
Pondré mi espada por medio
pa que sirva de testigo."
A lo frío de la espada
la princesa lo ha sentido:
– ¡Levántate, Gerineldo,
que somos los dos perdidos,
que la espada de mi padre
entre los dos ha dormido!
– ¿Por dónde me iré yo ahora?
¿por dónde me iré, Dios mío?
Me iré por esos jardines
a coger rosas y lirios.
Y el rey, que estaba en acecho,
al encuentro le ha salido.
– ¿Dónde vienes, Gerineldo,
tan triste y descolorido?
– Vengo de vuestro jardín, señor,
de coger rosas y lirios.
– No me niegues, Gerineldo,
que con mi hija has dormido.
Hincó la rodilla en tierra,
de esta manera le dijo:
– Dame la muerte, buen rey,
que yo la culpa he tenido.
– No te mato, Gerineldo,
que te crié desde niño.
Para mañana a las doce
seréis mujer y marido.
Han inventado una guerra
entre España y Portugal
y nombran a Gerineldo
de capitán general.
La princesa, que lo supo,
no cesaba de llorar.
– Si a los siete años no vuelvo
tú ya te puedes casar.
Pasan uno, pasan dos,
los siete pasaron ya.
– La licencia quiero, padre,
para salir a buscar.
– La licencia tienes, hija,
la licencia tienes ya.
Se ha vestido de romera
y le ha salido a buscar.
Ha andado siete reinados,
no lo ha podido encontrar.
En lo alto de una loma
oye un becerro balar.
– Vaquerillo, vaquerillo,
por la Virgen
del Pilar,
¿de quién es ese ganado
con tanta cruz y señal?
– Es del conde Gerineldo
que pronto se va a casar.
Al oír estas palabras
se ha caído desmayá.
– Toma esta oncita de oro
y llévame adonde está.
La ha cogido de la mano,
la ha llevado hasta el portal;
al pedir una limosna
Gerineldo salió a dar.
– ¡Ay, qué niña tan bonita,
ay, qué niña tan salá,
si te pasaras por Francia
donde mi mujer está!
– No me pasaré por Francia:
delante la tienes ya.
Las fiestas y los torneos
para la princesa irán
y la otra novia que tengo
en el convento la vida se pasará.