domingo, 29 de diciembre de 2019

Momentos 23: "El ponche de los deseos" de Michael Ende

Sacó un documento de su cartera negra y se lo mostró a Sarcasmo.
—Usted conoce, sin duda, este contrato, señor Consejero. En su momento lo cerró personalmente con mi jefe y lo firmó con su propia mano. En él se dice que le son otorgados a usted durante este siglo, por parte de su Protector, poderes extraordinarios, realmente extraordinarios, sobre la naturaleza entera y sobre sus semejantes. Pero también se dice que usted se compromete a cumplir antes de fin de año, directa o indirectamente, las siguientes misiones: exterminar diez especies de animales, sean mariposas, peces o mamíferos; contaminar cinco ríos, o cinco veces el mismo río; provocar la muerte de diez mil árboles por lo menos, y así sucesivamente, hasta el último punto: desencadenar en el mundo una epidemia nueva cada año, como mínimo, que haga sucumbir a hombres o animales, o a unos y otros. Por último: manipular el clima del país de forma que se alteren las estaciones del año y haya períodos de sequía o inundaciones. Mi querido señor, en el año transcurrido solo ha cumplido usted la mitad de estas obligaciones. Mi jefe piensa que eso es lamentable, muy lamentable. Está enojado con usted. Y ya sabe qué significa eso para Su Excelencia. ¿Tiene usted algo que objetar?
Sarcasmo, que ya había intentado repetidas veces interrumpir al visitante, espetó:
 —Pero todavía no se ha acabado el año. ¡Por todos los diablos! Aún estamos en la tarde de San Silvestre. Tengo tiempo hasta medianoche.
El señor Oruga lo miró con sus ojos sin párpados.
—Es cierto, ¿y piensa usted... —echó una ojeada al reloj y prosiguió— realizar todo lo que le falta en las pocas horas que quedan? ¿Lo piensa realmente?
—¡Naturalmente! —chilló furioso Sarcasmo. Pero luego bajó súbitamente la cabeza y murmuró con voz casi imperceptible—: No, imposible.

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