2019 fue un año pésimo
para mí. Problemas y dificultades de todo tipo me impidieron concentrarme en la
escritura. Con una novela a medio terminar (y que tendré que comenzar a releer
desde el capítulo uno para saber dónde me quedé con la historia), este relato corto
titulado Corrientes de aire y ambientado en el mundo de Aurrimar es lo
único que me salvó de la sequía creativa total.
Una buena historia para
reencontrarse con viejos conocidos o para iniciar el viaje por ese mundo rico y
complejo que es Aurrimar. Espero que os guste este modesto Regalo de Reyes.
Ojalá el 2020 venga cargado de ilusión y creatividad para poder seguir ofreciéndoos
historias con las que soñar y pasar un buen rato. Podéis leer el cuento completo
en www.aurrimar.es
El relato comienza así:
El joven sacudió la mano con energía,
la sentía entumecida. Soltó la fina y ya casi gastada barrita de carboncillo
que sostenía y la depositó con delicadeza junto al resto de sus útiles de
dibujo. Revolvió con gesto de disgusto el contenido de la descascarillada caja
metálica (uno de los pocos objetos que aún conservaba de su antigua
existencia). En ella solo quedaban pedazos de grafito tan diminutos que a duras
penas podría sujetarlos entre los dedos. ¡Y aún le quedaban tantas maravillas
por plasmar sobre el papel! No deseaba olvidar nada de aquel mágico lugar al
que tal vez nunca pudiera regresar…
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