Subgénero: Terror / Zombies
Autor: Francisco Muñoz Rico
Título: La ciudad de los infrahombres
Año: 2011
Sinopsis:
La
Ciudad De Los Infrahombres. Escribí esta novela hace unos nueve
años, en 2011 más o menos. Es la primera que considero "fumable",
las anteriores eran endebles, no se sostenían solas. Pero esta, a mi
parecer, sí. Es, sobretodo, un divertimento, no se pretende
profundidad filosófica ni espiritual, es sólo eso: el divertimento
de un amante de los zombis y del pulp, con verniana prosa a veces y
siempre enrevesada me temo. Me gusta llamarla mediocre y gloriosa...
a un tiempo, sí. Quien se acerque a ella la encontrará plagada de
guiños, sangre y escenas que aun partiendo de prefijados esquemas
pretenden sorprender; y espero se divierta, por Crom, lector poco
probable.
Un
viaje plagado de acción, muerte, y todo tipo de situaciones que no
dejarán indiferente a ningún amante del género Z.
Siempre
me han gustado las películas de zombies.
Aún
recuerdo el terror que pasé de pequeña cuando vi por primera vez en
la tele “La noche de los muertos vivientes” (1968) de George
A.
Romero. Creo que tuve pesadillas durante una buena temporada. Luego
la cosa se
fue
apaciguando
y los no
muertos
se convirtieron en monstruos habituales de mi imaginario particular.
Los había lentos y torpones como los de Romero o los de la serie
“The walking dead”; y
los
había rápidos
y letales como los de “28 días
después” o
“Tren
a Busan”.
Y
estos últimos volvían
a dar
miedo, mucho miedo.
Porque…
¿quién no ha fantaseado alguna vez con la idea de un apocalipsis
zombie? Yo lo hago muchas veces, y sobre todo ahora, en tiempos de
pandemia en los que una ya no sabe qué esperar. Y la gran pregunta
es: ¿sería
capaz de sobrevivir a
algo
semejante?
Antes
lo veía factible, cuando era más joven y los monstruos eran
estúpidos
y se arrastraban por el mundo a velocidad de tortuga. Pero ahora me
voy haciendo mayor, ya no estoy tan ágil y los nuevos
revividos
corren demasiado. Por lo tanto, la respuesta es sencilla: muerte
segura jajajaja… y
más
que nada porque en todas estas ocasiones tendemos a comportarnos de
forma bastante estúpida (Un buen ejemplo es esa maravilla de
miniserie titulada “Dead Set”)
Supongo que por este motivo me resultó tan divertido leer hace unos años:
“Zombi:
Guía de supervivencia: Protección completa contra los muertos
vivientes”
de Max Brooks. Muy útil para cualquier ocasión (invasiones,
pandemias, apocalipsis varios…). Después me animé con "Guerra
Mundial Z" y ahí se quedó toda mi literatura Z hasta hoy...
¡Sorprendente!
Aún
estoy con los ojos como platos tras leer esta
fantástica
novela
de Francisco Muñoz Rico. Y
creo que es el mejor piropo que podría echarle (además de flores,
muchas flores).
Todo
comienza de una forma más o menos normal, como en cualquier historia de
zombies: los muertos vivientes asolan el planeta y solo unos pocos
desgraciados han logrado sobrevivir. Estamos en España. Los
protagonistas no se llaman Rick, Jim, Scarlett, Don o Tammy. Todo es
mucho más castizo: Santi, Jose Mari, Silvia, Jorge Romero o
“Romerillo” para los amigos (casualidad), Carlos, Laurita… Un
gran elenco que gira en torno a tres grandes
personajes
centrales que van vertebrando la trama:
el peregrino, el cazador y el viejo del poncho. Cada uno de ellos con
un papel bien determinante en
el devenir de los acontecimientos.

Se
podría decir que ahí terminan todas las similitudes con otras obras
del género (por lo menos las que yo conozco). Los zombies de “La
ciudad de los infrahombres” evolucionan de la mano de cierto
demiurgo hacia un estado de existencia que en nada se parece a la
obsesiva sed de carne de sus estadios iniciales. Pero no solo los
muertos sufren profundas transformaciones a lo largo del
tiempo,
también cambian los humanos supervivientes (algunos
no para mejor precisamente), llegando a convertirse algunos
de ellos en
terribles y sanguinarios
seres
zombifagos
ansiosos
de vida capaces
de
hacer frente y devorar a criaturas
tan antiguas
y
poderosas como
el
mismísimo Guuhr´nlah y
su familia de vampiros espaciales.
Si
eres amante del género Z esta es una muy buena opción de lectura.
Divertida, irreverente, amena, original, plagada de homenajes
y
referencias
de
todo tipo y
con un
final inesperado y sorprendente que
te dejará un magnífico sabor de boca.
“El
mundo seguía girando, como los ojos de una loca que miran afuera
ahora y adentro después, al día y a la noche, sol y luna, techo y
almohada, en larga noche de insomnio en el siquiátrico del cosmos”.
¡A
su pies, señor Muñoz!
Autor
de las novelas como son: “La
ciudad de los infrahombres”,
“El
zombi”,
“Aquí
hay monstruos”
y “Juego
de sueños”
(todas ellas disponibles en Amazon). Podéis seguirlo en su cuenta de
Instagram: @franky_le_marchant
La
aventura comienza de la siguiente forma:
—Si
he sobrevivido hasta hoy, nada me impedirá llegar vivo a mañana.
Repitió
su mantra particular mientras veía cómo se le acercaba Joselu
Cuevas, el carnicero, pisando indolentemente los charcos que aun
quedaban de la lluvia de la noche anterior.
Aunque
no se podía decir así a la ligera que eso fuera el bueno de Joselu.
Su carnicero de barrio solía llamarle Sebitas, no Seba, ni
Sebastián, y es que se conocían desde que se abrió la carnicería
y Seba iba de la mano de su abuela (la lela) a comprar filetillos de
pechuga de pollo (de pollito) para empanar. “Cómo te gusta el
pollo, pirata”. Ahora la rueda había girado y la babeante boca de
Joselu, el carnicero, el podrido, le decía una muy otra cosa: “ahora
tú eres el pollo”.
—Si
he sobrevivido hasta hoy.
Preparó
la palanca en posición de bateo, agarrando con firmeza el mango de
cuero encintado (con la correa de un bolso de su difunta madre). Ya
lo había hecho antes, sabía cómo hacerlo y lo iba a hacer. Estaba
preparado para batear.
—Nada
me impedirá.
La
pelota, es decir, la pelotaza que penduleaba del cuello del
carnicero, se dirigía hacia su objetivo, al parecer, de forma
inexorable. El bateador se tensó, pero esperó un segundo, no debía
precipitarse.
—Llegar
vivo a mañana.