Género: Novela
Subgénero: Ciencia Ficción
Autor: Richard Matheson
Título: El hombre menguante (The Shrinking Man)
Año:1956
Sinopsis:
Scott
Carey, un ciudadano vulgar y corriente, se percata un buen día de que su estatura
disminuye de modo progresivo. Impulsado por su enérgico temperamento, procura
adaptarse a sus nuevas dimensiones. Pero inevitablemente su vida se convierte
en una tragedia. Scott, nuevo Gulliver en el país de los gigantes, horrorizado
de su destino, se aparta de su mujer y de su hija y lucha solo por la vida en
un mundo de proporciones cada vez más gigantescas.
Enfrentado a peligros inimaginables, e impulsado por un férreo afán de
supervivencia, Scott se prepara para ingresar en dimensiones desconocidas...
El hombre menguante es un clásico,
un magnífico representante de la ciencia ficción de los años 50. Sin duda una época
dorada para las historias sobre seres extraterrestres, platillos volantes o el
miedo a la energía atómica y sus nefastas consecuencias para la vida sobre la
tierra. Una obra amena, corta y de fácil lectura; repleta de momentos tensos e
inolvidables en los que un hombre lucha contra un mundo que se torna cada vez
más extraño y amenazante. Una disfrutable reflexión sobre el sentido de la
existencia; y, sobre todo, un relato con uno de los finales más hermosos y prometedores
que recuerdo.
SPOILER: últimas frases
del libro
Era un mundo
fantástico.
Había mucho
que hacer y mucho en qué pensar. Su cerebro rebosaba de preguntas, ideas, y
-sí- renovada esperanza. Tenía que encontrar comida, agua, ropa, refugio. Y, lo
que era más importante, vida. ¿Quién podía asegurarlo? Era posible, era muy
posible que la encontrara allí.
Scott Carey
corrió hacia su nuevo mundo, buscando.
En 1957 se realizó una
película, The incredible Shrinking Man, dirigida por Jack Arnold y con
guion del propio Matheson. Una auténtica joyita de serie B del cine fantástico y
que hoy en día no puedo dejar de ver sin una sonrisa en los labios. Yo creo que
ni fobia hacia las arañas, y bichos pequeños en general, proviene de haber
visto en la tele esta película cuando era una niña (bueno y Cuando ruge la
marabunta). Me resulta espeluznante esa imagen de un hombrecillo diminuto
enfrentándose con un alfiler a una gigantesca araña que amenaza una y otra vez
con devorarlo…
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