jueves, 20 de marzo de 2025

Favoritos 47. “Picnic en Hanging Rock” de Joan Lindsay


Género:
Novela

Subgénero: Ficción Contemporánea

Autora: Joan Lindsay

Título: Picnic en Hanging Rock

Año: 1967

 

Sinopsis:

Febrero de 1900. Un grupo de alumnas del selecto colegio Appleyard para señoritas se dispone a celebrar un picnic el día de San Valentín.

Lo que empieza siendo una inocente comida campestre se torna en tragedia cuando tres niñas y una profesora desaparecen misteriosamente entre los recovecos de Hanging Rock, un imponente conjunto de rocas rodeado de la salvaje y asfixiante vegetación australiana. La única chica que logra regresar, presa de la histeria, no recuerda nada de lo sucedido. Considerada una de las más desazonantes novelas de culto de la literatura anglosajona, Picnic en Hanging Rock dio lugar a una aclamadísima película de Peter Weir, que contribuyó a incrementar el éxito de una obra ya mítica. Jamás se reveló si los hechos narrados fueron reales o no, y ese ambiguo e intrigante juego alentó la aparición de una legión de seguidores que afirmaban conocer lo ocurrido aquel aciago día de San Valentín en el sobrecogedor paisaje de Hanging Rock.


Conocía esta historia por el film de Peter Weir (1975) que vi un día por televisión allá por los años ochenta, y que al instante ingresó en mi lista de pelis favoritas. Muchos años después descubrí que estaba basada en una obra de Joan Lindsay. Como podéis imaginar, me picó la curiosidad. Se convirtió en uno de esos libros eternamente pendientes. Y ya tenía ganas de leerlo, la verdad. Fue uno de mis regalos de Reyes de este año.

La película la recuerdo como visualmente hermosa, evocadora, subyugante; repleta de imágenes de tonalidades cálidas y nebulosas, capaces de sugestionarte y de trasportarte al corazón del más irresoluble de los misterios, representado en este caso por el imponente macizo rocoso de Hanging Rock. Naturaleza salvaje, poderosa, cautivadora, cuna de mitos y leyendas.

 

El libro es más prosaico, más pegado a la realidad, y, aun así, no deja de resultar igualmente intrigante. Nunca sabremos si los hechos acaecidos durante el día de San Valentín del año 1900 en el selecto colegio para señoritas Appleyard, corresponden a un suceso de la vida real o si se trata de un viaje místico hacia alguna otra realidad. La desaparición de dos de las alumnas y una de las profesoras durante un día de picnic, no es más que la excusa para relatarnos de forma pausada, elegante y sin aparentes sobresaltos, las consecuencias que dichos hechos tendrán para las personas cuyas vidas giran, de una u otra forma, en torno a dicho internado. El destino como fuerza implacable que a todos pone en su lugar. 

No hay un final concluyente. ¿Realidad? ¿Las chicas han sido secuestradas y están muertas? ¿O han caído en alguna sima de la que nunca saldrán? Yo me quedo con esa otra alternativa, la que insinúa, la que deja abierta la puerta a la imaginación y a lo desconocido, a ese otro plano misterioso escondido en la montaña al que solo unos pocos elegidos tendrán acceso.


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