Género: Novela
Subgénero: Terror / Fantasía
Autor: Francisco Santos Muñoz Rico
Título: Aquí
hay monstruos
Año:
Podéis seguir al autor en Facebook y en su cuenta de Instagram: @franky_le_marchant
Sinopsis:
Todo lo que usted puede
saber sobre el autor está en estas páginas, que son casi totalmente autobiográficas.
Terror, fantasía, situaciones grotescas, muerte, vida. Los muertos no callan.
¿Qué decir de este
libro? ¿Por dónde empezar? Comencemos con su autor: Francisco Santos Muñoz
Rico, un tipo peculiar que no deja de sorprenderme con cada una sus obras. Dotado
de una facilidad increíble tanto para el verso como la prosa, su estilo es
duro, crudo, descarnado, pero delicado y firme cual escalpelo bien dirigido. Con
“La ciudad de los infrahombres” me trasportó a un mundo plagado de
zombies. Una aventura de acción trepidante y situaciones acordes con los
cánones clásicos del género Z, pero con una evolución de la trama y un final totalmente
inesperados. No menos inesperado y disfrutable es el angustioso e interminable túnel
por el que nos internaremos para descubrir “Aquí hay monstruos”. Una novela
que me ha encandilado por su sinceridad, por la precisión y riqueza de su lenguaje
(una sana envidia me corroe cada vez que leo alguna de sus frases) y, sobre
todo, por la contagiosa melancolía que desprenden cada una de sus páginas (no
por nada la ambientación está sacada de la propia infancia del autor, transcurrida
en Melilla).
Una
historia con escenas duras, muy duras, no debemos olvidarlo. Sobre todo, esas en
las que aparecen los monstruos cotidianos con los que podemos tener la
desgracia de toparnos en cualquier pueblo o ciudad; monstruos de dos patas a
los que consideramos humanos cuando no son más que bestias sin alma ni corazón
que disfrutan con el sufrimiento ajeno, sobre todo si es el de los más inocentes:
los niños.
Luego
están esos otros monstruos, más informes e imprecisos, que se esconden en las sombras,
en los recovecos más oscuros y retorcidos de nuestra mente, en los rincones más
pútridos y perversos de nuestro subconsciente. Igual de reales que los anteriores,
pero a los que, con determinación y fuerza de voluntad, se puede llegar a derrotar
con la poderosa magia de un libro.
Son
numerosas las referencias literarias que aparecen a lo largo de la terrorífica aventura
de Fran (¿casualidad que le protagonista se llame así?) y sus amigos: Flecha Negra,
El Señor de los Anillos, El Hobbit, El Conde de Montecristo… pues son los
libros las armas de las que disponen los pequeños para escapar de la sucia y
terrible realidad que amenaza con atraparlos para siempre.
Se trata
de un libro delgadito, 120 páginas, ¡clavadas! Pero he tardado dos semanas en
leerlo. Cierto que últimamente saco poco tiempo para dedicarlo a la lectura,
pero es que tampoco tenía prisa por llegar al final. He transitado por él de
forma pausada, disfrutando cada una de sus páginas. Un capítulo o dos por día,
no más. ¿Creéis que se me hacía pesado o aburrido y que por eso no avanzaba más?
¡Para nada! Como ya he dicho antes, las referencias literarias son abundantes y
explícitas, y disfruté enormemente recordando esas viejas historias leídas hace
tanto tiempo (y que no dejan de ser recuerdos compartidos con el autor; pura
nostalgia). Pero luego están esas otras asociaciones que tu propia mente genera
y que hacen que te enredes y entretengas por el camino.
Comienza la
novela… Niños, verano, un edificio misterioso y maldito, aventuras, ficción y
realidad, mundos paralelos… No hace mucho que leí un libro que comenzaba de igual
manera: “Un verano tenebroso” de Dan Simmons (cuyo final me decepcionó
bastante, todo hay que decirlo). Túneles infinitos, puertas, muchas puertas,
mundos dentro de otros mundos… Y a la mente me venía “Coraline” de Neil Gaiman
o la serie de televisión “Stranger Things”. Un niño deforme… ¿Cómo no
acordarse de Sloth Fratelli en la película “Los Goonies”? Y seguimos adelante
hasta llegar a una misteriosa costa en la que refugiarse y recapitular… ¿No os
viene a la mente cierta playa de la saga “La Torre Oscura”, de Stephen
King)?...
Como veis,
no ha habido tiempo para el aburrimiento en esta historia preñada de horrores y
miedos; pero también salpicada de añoranzas y recuerdos. Un relato que me ha
parecido terrorífico en ocasiones, entrañable en otras. ¡Sí, entrañable! Yo he
optado por quedarme con la nostalgia que siempre desprende la pérdida de la infancia
y la inocencia; y sobre todas las cosas, me quedo con el poder que el autor ha concedido
a los libros y a la imaginación para salvarnos del mundo y sus miserias (aunque
solo sea durante unos breves capítulos). ¡Puf!
El bueno
de Franky suele decir que son cuatro gatos los que leen sus libros. Y yo digo:
¡Gat@s del mundo! ¡Alzaos! Seremos legión…
Por cierto… “Al infierno se va por aquí”
Me ha encantado todo lo que has dicho. Ne alegro de que te quedes, tú también, con ess parte
ResponderEliminarLa verdad es que he disfrutado mucho de la lectura. No puedo ponerle peros.
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