Género: Cómic Subgénero: Ciencia
Ficción / Humor Autor: Santi Alonso Velasco Título: El
astronauta García Año: 2012
Sinopsis:
“He visto cosas que jamás creeríais… bueno… he visto cosas que ni yo me
las creo… porque detrás de la última frontera hay mucha cosa rara.”
Santi Alonso Velasco
nos muestra un rico universo muy particular mediante su ¿inocente? personaje,
el astronauta García.
Es este un pequeño
paso para el hombre… pero un gran salto para todos los García del mundo… ¡Que
tiemble el espacio no-conocido!
Este es el típico
libro que jamás encontrarás en la lista de los más vendidos, ni siquiera en los
mostradores destacados de las librerías; pero ellos se lo pierden.
Es de esas cositas
que… paseando por la librería y ojeando sus estanterías, descubres un poco por
casualidad: te llama la atención el formato y el título, lo coges, lo abres,
lees un par de viñetas, te arranca una sonrisa… y te enamoras.Estás
atrapada. Ya no te queda más remedio que adoptarlo y llevártelo a tu casa para
disfrutarlo con calma y cómodamente sentada en el sofá.
No debo tener miedo. El miedo mata la
mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total.
Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí a través de mí. Y cuando haya
pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado
el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo.
………
Estaba hablando del mito popular de la
prescencia: ¡Conocer absolutamente el futuro! ¡Todo él! Qué fortunas podrían
ser acumuladas… y perdidas… con tal conocimiento absoluto, ¿no? La chusma cree
esto. Cree que si un poco de algo es bueno, mucho más tiene que ser mejor. ¡Qué
maravilloso! Pero si le das a alguien el escenario completo de su vida, todas
sus acciones y palabras hasta el momento de su muerte… qué regalo infernal
sería ese. ¡Qué profundo aburrimiento! A cada instante de su vida se vería
obligado a representar aquello que conocía ya absolutamente. Sin ninguna
diversión. Podrían anticipar cada respuesta, cada palabra… una y otra vez y
otra y otra y otra y… - agitó la cabeza – La ignorancia tiene sus ventajas. ¡Un
universo de sorpresas, ese es todo mi ruego!
Arrakis es el único planeta de todo el Imperio Galáctico en el que se
cultiva la Melanie, la Melanie, la
llamada“especia de las especias”;
notable por sus cualidades geriátricas, resulta vital para los viajes por el
hiperespacio. Pero no es la melange
el único rasgo distintivo de Arrakis, un planeta desértico en el que el agua es
el bien más preciado, y cuya ecología haría parecer un vergel el más seco de
los desiertos terrestres. En este infierno inhabitable viven, entre otros, los
Fremen, una orgullosa tribu libre que se ha adaptado a las extremas condiciones
climáticas…. y los impresionantes gusanos de arena, una especie autóctona que
alcanza tamaños descomunales.
Los Harkonnen, una poderosa familia noble, intentan hacerse con el
control del planeta, desatando una serie de sangrientas intrigas en las que no
solo se juega el destino de Arrakis, sino de todo el imperio. Sin embargo, no
cuentan con la intervención de Paul Atreides, un joven dotado de extraños
poderes adivinatorios que está destinado a convertirse en líder, profeta y
mesías de los Fremen…
Nadie puede
negar que “Dune” es uno de los grandes clásicos de la literatura; clasificada
por muchos como una obra maestra, y reconocida como una de las mejores sagas de
ciencia ficción de todos los tiempos. Premio Nébula de 1965 a la mejor novela
de ciencia ficción y Premio Hugo en 1966.
Al igual que me ha sucedido en otras ocasiones, llegué a esta historia
después de ver una película: "Dune" de David Lynch (1984). Extraña, críptica e
hipnótica a partes iguales. En aquella ocasión salí del cine sin tener muy
claro si me había gustado o no (cosa bastante frecuente con las obras de Lynch.
Necesito tiempo para procesarlas, aunque generalmente el resultado es
positivo). La película, interpretada por Kyle MacLachlan, Silvana Mangano, Brad
Dourif, José Ferrer y Sting, entre otos, contaba con una producción lo
suficientemente original y bizarra como para llamar mi atención en una época en
la que devoraba cualquier cosa que oliera a ciencia ficción. Sin embargo, la
historia… me resultó demasiado compleja y un tanto… extraña. Había muchos
diálogos internos de los personajes, y no se daban demasiadas explicaciones
sobre el motivo de dicha actuación (hay que tener en cuenta que yo desconocía
por completo la obra de Herbert en aquel momento). Parece ser que, parte de la
culpa de que esto así sucediera la tuvo el productor Dino De Laurentiis.
El film de David Lynch, no pudo ser
lo que en un principio tenía en mente el cineasta a la hora de rodarla. La
película, con un metraje inicial de 8 horas, fue reducida por el propio Lynch a
5 horas para su exhibición cinematográfica. Sin embargo Dino de Laurentiis y su
hija le obligaron a hacer una reducción importante de montaje, dejándola en 137
minutos, con las consecuencias que ello conllevó cuando fue exhibida al
público. Este inconveniente con Dino de Laurentiis provocó que Lynch acabara
aborreciendo la película además de prometerse no volver a trabajar nunca más
con grandes productores.
¡En fin! ¡Cosas del cine! Nos quedamos con las ganas de visionar esas
ocho horas de Dune que estoy segura
habrían llenado las carencias del guión. Y a pesar de ello, os puedo asegurar
que esta es una de las mejores adaptaciones cinematográficas que he visto, pues
retrata con fidelidad el universo creado por Herbert (claro que esto lo
descubriría años más tarde, cuando la novela llegó a mis manos).
Fue en 1999, cuando me tropecé con “Dune”
en el catálogo de Círculo de Lectores. Como de costumbre, mi curiosidad venció
a mis ambivalentes recuerdos de la película: necesitaba conocer aquella
historia de primera mano. Comencé a leer… y fue un no parar. Todo quedaba claro
ahora. La fascinante historia de Arrakis y sus gentes cobraba un nuevo sentido.
Aquello extraños diálogos que aparecían en la película tenían su razón de ser
en aquel complejo y peligroso mundo repleto de guerras y batallas; traiciones
cortesanas y amores eternos; maniobras políticas y sectas religiosas; intereses
espurios y nobles ideales; drogas que desarrollan la mente y espectaculares
paisajes naturales… En definitiva, un mundo inolvidable del que seguí
disfrutando en sus siguientes entregas:
-El mesías de Dune (1969)
- Hijos de Dune (1976)
- Dios emperador de Dune (1981)
- Herejes de Dune (1984)
- Casa Capitular de Dune (1985)
En este punto, Frank Herbert falleció dejándome con la miel en los
labios. Los personajes vagaban por el espacio sin saber muy bien qué iba a ser
de ellos. ¿Tendría que imaginarme un final para tan fantástica historia? La
solución vino de la mano de su hijo Brian Herbert y el escritor de ciencia
ficción Kevin J. Anderson que decidieron (según ellos, siguiendo los escritos
dejados por su padre antes de morir) darle una conclusión a la saga con:
-Cazadores de Dune (2002/2004)
- Gusanos de arena de Dune (2007)
No me disgustó demasiado el final, pero siempre me quedará la duda…
¿Habría sido esa la conclusión ideada por Frank Herbert?
En definitiva, un magnifico relato que recomiendo a cualquier amante del
género sin dudarlo ni un segundo. Una historia fascinante y densa donde un
personaje completamente secundario en “Dune”,
termina convirtiéndose en el trascurso de la saga en el protagonista
absoluto, y digamos que… involuntario.