sábado, 29 de septiembre de 2018

Momentos 16. "Metro 2033" de Dmitry Glukhovsky



    -¿Quién an­da ahí? ¡Ve a ver­lo, Art­yom!

    Artyom se le­van­tó de ma­la ga­na del lu­gar que ocu­pa­ba jun­to a la ho­gu­era, y con el fu­sil de asal­to en rist­re se adent­ró en la os­cu­ri­dad. Se de­tu­vo en el mar­gen de la zo­na ilu­mi­na­da, qu­itó ru­ido­sa­men­te el se­gu­ro del ar­ma y gri­tó con voz ron­ca:

    -¡Alto ahí! ¡Cont­ra­se­ña!

    Hacía un mi­nu­to, ha­bía lle­ga­do a sus oídos un ext­ra­ño ro­ce y un sor­do mur­mul­lo en la pe­numb­ra. Pe­ro en­ton­ces se oye­ron unos pa­sos ap­re­su­ra­dos. Al­gu­i­en es­ca­pa­ba ha­cia las pro­fun­di­da­des del tú­nel. Se ha­bía asus­ta­do de la voz ras­po­sa de Art­yom y del chas­qu­ido del ar­ma. Art­yom vol­vió ap­re­su­ra­da­men­te jun­to a la ho­gu­era y le gri­tó a Pyotr And­re­ye­vich:

    -Se ha lar­ga­do sin con­tes­tar.

    -¡Inepto! Sa­bes bi­en cu­ál es la or­den: ¡Dis­pa­rar de in­me­di­ato cont­ra to­do el que no res­pon­da! Si no ¿có­mo vas a sa­ber de qu­i­én se tra­ta? ¡Qu­izá fu­era un ata­que de los Neg­ros!

    -No, no lo creo. No era un hu­ma­no… esos ru­idos… y esa ma­ne­ra de ca­mi­nar tan ext­ra­ña… ¿Cree us­ted que no sé dis­tin­gu­ir las pi­sa­das de un homb­re? Us­ted mis­mo sa­be muy bi­en, Pyotr And­re­ye­vich, que los Neg­ros ata­can sin avi­sar. Ha­ce po­co asal­ta­ron un pu­es­to con las ma­nos des­nu­das. Avan­za­ron cont­ra el fu­ego de amet­ral­la­do­ra. Pe­ro esa cri­atu­ra que es­ta­ba ahí ha pu­es­to pi­es en pol­vo­ro­sa… de­bía de ser un ani­mal asus­ta­do.

    -¡Ah, sí, cla­ro, Art­yom, tú si­emp­re tan lis­to! Pe­ro si te han da­do una or­den, tu de­ber es cump­lir­la y no dar­le más vu­el­tas. Qu­izá fu­era un es­pía. Ha vis­to que so­mos po­cos, y que se­ría fá­cil pil­lar­nos desp­re­ve­ni­dos… y aho­ra nos van a li­qu­idar, nos cla­va­rán a ca­da uno un cuc­hil­lo en la gar­gan­ta y lu­ego ma­sac­ra­rán a la es­ta­ci­ón en­te­ra, co­mo en Po­les­ha­yevs­ka­ya, y to­do eso ocur­ri­rá tan só­lo por­que no te lo has car­ga­do cu­an­do cor­res­pon­día… ¡Ánda­te con ojo! ¡La pró­xi­ma vez te or­de­na­ré per­se­gu­ir­lo por el tú­nel!

    Arjom se est­re­me­ció. Tra­tó de ima­gi­nar lo que po­día ha­ber en el tú­nel más al­lá de la fron­te­ra, que se en­cont­ra­ba a 700 met­ros. Sen­tía pa­vor só­lo con pen­sar­lo. Na­die se at­re­vía a sob­re­pa­sar los 700 met­ros en di­rec­ci­ón nor­te. Las pat­rul­las iban con la dre­si­na has­ta el met­ro 500, ilu­mi­na­ban los pos­tes de la fron­te­ra con el pro­yec­tor, y, tan pron­to co­mo se cer­ci­ora­ban de que no se les ha­bía co­la­do na­da ra­ro, vol­ví­an sob­re sus pa­sos a to­da ve­lo­ci­dad. Inc­lu­so los exp­lo­ra­do­res -homb­res agu­er­ri­dos, an­ti­gu­os in­fan­tes de Ma­ri­na- se de­te­ní­an en el met­ro 680, ocul­ta­ban la lumb­re de los ci­gar­ros con la ma­no y se li­mi­ta­ban a es­cud­ri­ñar las ti­ni­eb­las con sus apa­ra­tos de vi­si­ón noc­tur­na. Lu­ego ret­ro­ce­dí­an con pa­so len­to, si­len­ci­oso, sin de­j­ar de vi­gi­lar el tú­nel, sin dar­se si­qu­i­era la vu­el­ta.

    El pu­es­to de ob­ser­va­ci­ón don­de mon­ta­ban gu­ar­dia en aqu­el mo­men­to se hal­la­ba en el met­ro 450, a unos cin­cu­en­ta de los pos­tes fron­te­ri­zos. Los cont­ro­les en la fron­te­ra te­ní­an lu­gar una vez al día, y ha­bí­an pa­sa­do ya va­ri­as ho­ras des­de el úl­ti­mo. Se hal­la­ban en el pu­es­to más avan­za­do. Unas cri­atu­ras -que tal vez no lo hu­bi­eran hec­ho an­tes por te­mor a la pat­rul­la- se es­ta­ban acer­can­do a la ho­gu­era. A los homb­res.

    Artyom se sen­tó y pre­gun­tó:

    -¿Qué ocur­rió exac­ta­men­te en Po­les­ha­yevs­ka­ya?

    En re­ali­dad, él ya se sa­bía la his­to­ria, una his­to­ria que he­la­ba la sang­re. Unos mer­ca­de­res se la ha­bí­an con­ta­do en la es­ta­ci­ón. Con to­do, se emo­ci­ona­ba ca­da vez que se la vol­ví­an a con­tar, igu­al que un ni­ño que qu­i­ere que le cu­en­ten to­do el ra­to his­to­ri­as ter­ro­rí­fi­cas sob­re mu­tan­tes sin ca­be­za y vam­pi­ros que rap­tan be­bés.

 

Favoritos 16. Metro 2033

Género: Novela
Subgénero: Ciencia Ficción
Autor: Dmitry Glukhovsky
Título: Metro 2033 (Mempo 2033)
Año: 2007


Sinopsis:

Estamos en el año 2033. Tras una guerra nuclear devastadora, amplias zonas del mundo han quedado sepultadas bajo escombros y cenizas debido a la radiación. También Moscú se ha transformado en una ciudad fantasma. Los supervivientes se han refugiado bajo tierra, en la red de metro. Em cada una de las estaciones, convertidas en pequeñas ciudades Estado, sus habitantes se agrupan en torno a las diversas ideologías, religiones o movidos por un único objetivo: impedir una invasión de las criaturas mutantes del exterior.

Artyom, un joven soldado, será elegido para penetrar en el corazón del Metro hasta la legendaria Polis y alertar a todos del peligro que acecha a la estación  de la que procede, la VDNKh, y a toda la red metropolitana. De él dependerá el futuro de su hogar, del Metro y puede que de toda la Humanidad.
 
 

No deja de resultar curiosa la forma en la muchas veces llegamos a los libros que luego ocuparán un lugar privilegiado en nuestra biblioteca. En este caso se puede decir que fue la casualidad. Paseaba por  la sección de fantasía y ciencia ficción de una librería en busca de algo que leer durante el verano de 2014. De repente, un título llamó mi atención. No sabía nada de él así que lo cogí en la mano. No pesaba mucho pese a tener bastantes páginas. Además del título poseía otros puntos a su favor. La editorial era Timun Mas, que muy buenos ratos me había hecho pasar con sus publicaciones. Y el autor era ruso. Desconozco el porqué de mi debilidad por los autores de esta nacionalidad pero debo reconocer que tienen algo me engancha enseguida  a sus historias (lo iréis descubriendo en próximas entradas).
El caso es que le di la vuelta y leí la sinopsis. La acción trascurría en Moscú en un futuro no muy lejano. Suficiente para picar aún más mi curiosidad. Acababa de regresar de pasar unos días en la capital rusa y tenía sus calles y edificios aún frescos en mi memoria. Abro el libro y… ¡oh, sorpresa! Aparece una solapa desplegable con un plano del metro de Moscú en el que pude reconocer muchas de las estaciones por las que nos habíamos desplazado en la gigantesca capital… Mi imaginación se acababa de disparar. Ese plano hizo que pasara por caja inmediatamente.
 
 
 

Y así comencé a leer las aventuras del joven Artyom por su claustrofóbico mundo. Un protagonista con el que simpaticé desde el principio. Algo poco habitual ya que la mayoría de las veces me decanto por algún personaje secundario. Su viaje a través de la línea de metro y las distintas sociedades que la componen (Polis, la HANSA, la Línea Roja, la Confederación Arbat, el IV Reich…) puede llegar a resultar algo monótono y repetitivo pero creo que el tramo final salva la historia. Aunque también debo confesar que el desenlace me resultó un tanto decepcionante. No sé. Me habría gustado que terminara con un poco más de protagonismo para Artyom y las facultades que le hacen especial. De todas formas la historia queda abierta para futuras aventuras…

Dmitry Glukhovsky ganó el Encouragement Award of the European Science Fiction Society del prestigioso concurso EuroCon en Copenhague por esta novela. Pero es posible que muchos conozcáis la historia por el videojuego basado en este distópico mundo surgido en las entrañas de Moscú.
 



 

 

viernes, 21 de septiembre de 2018

Aurrimar. "El Dracón y el Lobo de Fuego"

¡Hola mundo!
Aquí os dejo la portada de mi nueva novela titulada El Dracón y el Lobo de Fuego. Un relato perteneciente a la serie de Aurrimar pero cuya trama y personajes poco tienen que ver con la trilogía de la Leyenda del Dios Errante.
En estos momentos nos encontramos en cola de impresión así que aún tardaremos unas semanas en tener el libro en nuestras manos. Un poco de paciencia. Ya va faltando menos ;)

sábado, 15 de septiembre de 2018

Cuentos 2. "Días de ocio en el Yann" de Lord Dunsany

Género: Cuento
Subgénero: Fantasía
Autor: Lord Dunsany
Título: Días de ocio en el Yann (Idle Days on the Yann)
Año: 1910


Sinopsis:
 
Días de ocio en el Yann considerado uno de los mejores relatos de del escritor anglo-irlandés Lord Dunsany (1878-1957), publicado en la antología de 1910: Cuentos de un soñador (A Dreamer's Tales). En él se nos narra el viaje, entre mítico y onírico, de un hombre que surca las aguas de un río fantástico al que solo se accede con la imaginación: el Yann. A bordo del Pájaro del Río, conocerá aldeas, tribus y ciudades asombrosas que permanecerán grabadas en la mente del lector durante mucho, mucho tiempo...

Días de ocio en el Yann es considerado uno de los mejores relatos del escritor anglo-irlandés Lord Dunsany (1878-1957) y fue publicado en la antología de 1910: Cuentos de un soñador (A Dreamer's Tales). En él se nos narra el viaje, entre mítico y onírico, de un hombre que surca las aguas de un río fantástico al que solo se accede con la imaginación: el Yann. A bordo del Pájaro del Río, conocerá aldeas, tribus y ciudades asombrosas que permanecerán grabadas en la mente del lector durante mucho, mucho tiempo...

¿A quién no le gustaría viajar al País del Sueño para visitar fabulosas ciudades como Golthoth la Maldita, Pungar Vees, Astahahn o Belzoond? ¿Qué no daríamos por poner nuestros pies en las arenas del desierto de Cuppar-Nombo o darnos un baño en las míticas aguas del río Yann? En realidad nada necesitamos para llegar hasta allí de la mano de la poderosa imaginación Lord Dunsany. Un autor no demasiado conocido por el gran público, pero sin duda nacido para crear espacios oníricos y mundos imaginarios y al que se le suele catalogar como una de las mayores influencias de otro gran genio del género fantástico: H.P. Lovecraft.
 
Dotado de un maravilloso sentido poético de la escritura, es muy fácil dejarse arrastrar por sus evocadoras descripciones hasta esos lejanos (e inalcanzables para muchos) reinos del Sueño y la Fantasía. Un viaje que te transportará más allá de la anodina realidad como si te sumergieras en un dulce trance del que no quisieras despertar. Lugares inconcebibles, parajes extraordinarios, dioses primigenios y culturas olvidadas…  Sin duda, una lectura imprescindible para todas esas personas que gustan y disfrutan de ese sentido tan poderoso e infravalorado como es… la imaginación.   
 


…Llegó el momento en que el capitán y yo debíamos separarnos, él para retornar nuevamente a su hermosa Belzoond, divisable desde las lejanas cumbres del Hian Min, y yo, para encontrar, por extraños medios, mi camino de vuelta a aquellos brumosos campos que los poetas conocen, donde se encuentran unas pequeñas y misteriosas cabañas, desde cuyas ventanas, mirando hacia el oeste, se pueden avistar los campos de los hombres, y mirando hacia el este, las brillantes montañas de los elfos, coronadas de nieve, extendiéndose de cadena en cadena hasta la región del Mito, y más allá, hasta el reino de la Fantasía, que pertenecen al País del Sueño. No nos encontraríamos por mucho tiempo, quizá nunca, pues mi imaginación se ha debilitado al pasar de los años, y cada vez son más infrecuentes mis visitas al País del Sueño.

 

domingo, 9 de septiembre de 2018

Momentos 15. "Fundación" de Isaac Asimov


 
 
La violencia es el último recurso del incompetente. (Fundación)


Sólo una mentira que no estuviera avergonzada de sí misma podía tener éxito. (Segunda Fundación)

 
Cuanto más cercana a la verdad, mejor será la mentira, y la misma verdad, cuando puede utilizarse, es la mejor mentira. (Los límites de la Fundación)

 
No es una vergüenza aspirar a algo aunque esté más allá de tu alcance. Ya eres mayor para convertirte en sabia, pero nunca se es tarde para aprender más de lo que se sabe y llegar a ser capaz de hacer más de lo que ya se puede. (Los límites de la Fundación)

Favoritos 15. Fundación

Género: Novela
Subgénero: Ciencia Ficción
Autor: Isaac Asimov
Título: Fundación (Foundation)
Año: 1951


Sinopsis:


Fundación narra la decadencia del colosal Imperio Galáctico que abarca a toda la humanidad, diseminada en millones de mundos. Trántor, la capital de este superestado cósmico, es un planeta dedicado a las tareas administrativas requeridas por tan gigantesca organización. Depende totalmente de los suministros exteriores… y es vulnerable a cualquier agresión. 
Gracias a su ciencia, fundada en el estudio matemático de los hechos históricos y el comportamiento de las masas, el psicohistoriador Hari Seldon prevé la caída del Imperio. A fin de reducir ese largo período de barbarie hasta la llegada de un Segundo Imperio, Seldon decide crear una Fundación científica en uno de los extremos de la galaxia…
 

Foundation (1951). Primera novela sobre La Fundación. Relata los comienzos del largo camino de la Fundación hacia la creación del Segundo Imperio Galáctico.

Foundation and Empire (1952). Segunda novela sobre La Fundación. Cuenta la colisión del Imperio con la Fundación y su posterior caída y muerte.

Second Foundation (1953). Tercera novela. La Fundación se enfrenta a enemigos no previstos por la psicohistoria de Hari Seldon así como a la sombra de una misteriosa Segunda Fundación.

Esta trilogía (que se pude leer independientemente del resto del ciclo) está considerada como la mejor serie de la ciencia ficción universal. Como tal, fue galardonada en 1966 con un premio Hugo.
 
Posteriormente Asimov acometió dos nuevas etapas en el ciclo: Foundation's Edge (1982). Foundation and Earth (1986).
 




¿Os gustan los clásicos? Pues este es uno de los grandes. Si sois amantes de la ciencia ficción esta es una de esas obras que no podéis dejar de leer si no queréis caer en el infierno de la ignorancia.

Mi pasión por la Fundación comenzó hace muchos, muchos años... Tenía dieciséis o diecisiete años y por aquel entonces me encontraba cursando mis estudios en el Instituto. Una de mis primas, algo más joven que yo, estudiaba peluquería en la escuela de Maestría. Un día, hablando de los libros sobre los que teníamos que trabajar para los exámenes ella se quejó amargamente del que le había tocado leer. Le pregunté de qué iba y no supo decirme. Era un rollo infumable. Algo de ciencia ficción. Suficiente para despertar mi interés. Se lo pedí para echarle un vistazo. Se trataba de un librito pequeño titulado: Fundación, de un tal Isaac Asimov del que por aquel entonces no había oído ni hablar. Recuerdo que lo devoré en pocos días. ¿Por qué en BUP no teníamos lecturas tan interesantes como aquella? Me imagino que por aquel entonces estaba ya un poco harta de leer los clásicos en castellano de toda la vida.

Años después, en 1989, estando terminando mis estudios de Historia en la Universidad, Círculo de Lectores (hacía algunos años que me había hecho socia) editó los cinco primeros libros de la saga. Tenía tan buenos recuerdos de aquella historia que me compré el primero. Lo leí de nuevo. Me gustó aún más que la primera vez. Los cuatro siguientes cayeron sin darme cuenta.
 

Fundación es un relato apasionante repleto de intriga, misterio, ciencia… y en el que se puede llegar a entrever la mismísima historia de la humanidad a la que Asimov en ocasiones se acercaba. ¿Cómo no ver el paralelismo entre la caída del Imperio Galáctico y la del Imperio Romano? ¿Acaso no hay similitudes entre la época oscura que la Fundación desea evitar en la galaxia con los tiempos de retroceso y oscurantismo que supuso la Edad Media respecto al Mundo Antiguo?

Años después se publicaron dos precuelas de la saga que no me gustaron ni la mitad que los libros anteriores. Se había perdido el misterio…

Prelude to Foundation (1988). Primera precuela a la serie de la Fundación. Hari Seldon esboza las bases de la psicohistoria y queda atrapado en una competencia política por obtener sus conocimientos.

Forward the Foundation (1993). Segunda precuela a la Fundación. Hari Seldon continúa el desarrollo de la psicohistoria, tanto desde su despacho en la universidad como desde el gobierno imperial.
 
 

 

La adaptación de esta obra cumbre de la ciencia ficción es algo con lo que se lleva especulando desde hace décadas. Supongo que la idea de partida es lo suficientemente compleja como para echar para atrás a más de uno. Sin embargo, hace poco he leído que Apple está desarrollando el proyecto de una serie basada en la trilogía original. ¡Madre mía! Qué miedo me dan…  Se trata de una obra con tanta carga psicológica e introspectiva que considero sumamente complicado su plasmación en la pantalla (algo parecido a lo que sucede con Dune de Frank Herbert). ¿Serán capaces de reflejar la esencia de la psicohistoria o se quedarán en la superficie de la intriga y la acción en el decadente Imperio Galáctico? Desde luego se trata de todo un reto… Un ambicioso proyecto que esperemos no nos haga rasgarnos las vestiduras como sucede con la mayoría de las adaptaciones de este tipo.
 

sábado, 1 de septiembre de 2018

Poemas 5. "Qué solos se quedan los muertos" de Gustavo Adolfo Bécquer


Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
 

Qué solos se quedan los muertos

 
Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.
La luz, que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho,
y entre aquella sombra
veíase a intérvalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.
Despertaba el día,
y a su albor primero
con sus mil ruidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!!


 
De la casa en hombros
lleváronla al templo,
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.
Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.
De un reloj se oía
compasado el péndulo
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba,
que pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!!


 
De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.
Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo:
allí la acostaron,
tapiáronle luego
y con un saludo
despidióse el duelo.
La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se había puesto.
Perdido en las sombras
yo pensé un momento:
¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!!


 
En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.
Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan sus huesos!...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna,
aunque es fuerza hacerlo,
¡a dejar tan tristes,
tan solos los muertos!