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domingo, 12 de abril de 2020

Mundo Aurrimar. Pueblos y razas: Tulos


Pueblo perteneciente a la trilogía Aurrimar. La leyenda del Dios Errante de Yolanda Martín López.

Los Tulos son uno de los muchos Clanes que viven en el desierto de Zahrs, ocupando la parte sur de ese inmenso territorio situado más allá del inhóspito Mar de Dunas; un interminable erial que los aísla del resto de habitantes de Aurrimar y los mantiene al margen de los sucesos que agitan la vida del Continente.

El rico oasis de Taleg podría considerarse su capital. Es allí donde se celebra cada tres meses un importante mercado al que acuden las tribus de los alrededores en busca de noticias, novedades y mercancías de todo tipo. Un lugar donde relacionarse o buscar alianzas para las frecuentes luchas que los enfrentan entre sí. Los recursos son escasos y las belicosas gentes de las arenas son poco dadas a compartirlos con sus vecinos sin obtener a cambio algún tipo de beneficio.

Organización:

Los grandes Clanes del desierto de Zahrs están formados por multitud de pequeñas tribus que habitan en los fértiles oasis que se diseminan por el desierto como pequeñas joyas de verdor. Dichas comunidades son dirigidas por Jefes o Patriarcas ungidos de poder cuasi absoluto sobre el destino de sus súbditos. Sin embargo, muchas de sus decisiones suelen estar supervisadas (y en muchas ocasiones condicionadas) por la innegable y ascendente influencia de los Chamanes, encargados de mantener la pureza de las costumbres y las tradiciones de los Tulos a los que dirigen espiritualmente.

Se trata de una cultura de régimen patriarcal con una consolidada estructuración social. En la cúspide de este organigrama se encuentran los guerreros, los mashalis, encargados de la defensa de sus territorios y de la protección de las caravanas, gracias a las cuales interactúan con otros pueblos y regiones. Los artesanos y mercaderes estarían justo por debajo. Y en la base de la pirámide se encontrarían los plamantshalis, hombres pastores y agricultores que constituirían el grupo más numeroso.

No se trata sin embargo de una estructura completamente cerrada. Aunque la Jefatura suele ser hereditaria, si no hay otros candidatos tras el fallecimiento del líder, nada impide que cualquier mashali, con los apoyos necesarios, pueda acceder al cargo. Son los jóvenes tulos, a la edad de catorce años, los que deciden su destino en una prueba de iniciación denominada quimat. Ser los primeros en dicha competición, sea cual sea la posición de sus progenitores en la escala social, garantiza el derecho a acceder a la Gran Prueba y de ahí al Mashalisato, que conlleva la obtención de una armadura de armadillo dorado, símbolo de su prestigio.

Las mujeres poco tienen que hacer en estas sociedades dominadas enteramente por los hombres. Su papel se reduce a ser esposas y madres sumisas, siendo en muchas ocasiones consideradas meras monedas de cambio de algún ventajoso… 

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