Género: NarrativaSubgénero: Viajes
Autor: Javier Reverte
Título: El río de la luz
Año: 2009
Me gusta viajar, pero una no siempre
dispone de tiempo, dinero o ganas para realizar esos viajes maravillosos con
los que todos soñamos.
Javier Reverte es uno de esos
trotamundos siempre dispuestos a cargarse el petate al hombro y lanzarse a
descubrir el mundo por nosotros. Disfruto con sus relatos de viajes, no puedo
negarlo. Me transportan a lejanos parajes que estoy segura nunca visitaré.
Lugares repletos de historia que el autor enriquece con entrevistas a los
lugareños con los que se encuentra, y con multitud de jugosas anécdotas de esas
que a todos nos gustan contar una y otra vez cuando regresamos de un buen
viaje. Momentos inolvidables que guardamos en la memoria, y en la retina,
durante mucho, mucho tiempo.
Tal vez nunca vaya a Alaska o al
corazón de África, pero la imaginación es poderosa, y la prosa sencilla del
autor hace que nos sintamos muy próximos a él, como si nos contara sus aventuras
sentados en un bar tomando un buen café
“El sueño de África” fue el primer libro de
Javier Reverte que leí. Me divertí tanto con él que continué con “Vagabundo en
África” y casi seguido llegué a “El río de la luz”.
Este último me llamó la atención por
tratarse de una ruta que realizó siguiendo los pasos de Jack London (autor que
gracias a este libro pongo en mi lista de lecturas pendientes) durante la
Fiebre del Oro (Gold Rush).
"La función del hombre en la Tierra es vivir, no existir" Jack London
Sinopsis
Siguiendo los pasos de Jack London
durante los días de la fiebre del oro, Reverte navega desde Vancouver, por las
costas de la Columbia Británica canadiense, hasta alcanzar el río Yukon. Allí
se une a una expedición para recorrer setecientos cincuenta kilómetros del río
en canoa hasta Dawson City y el mítico río Klondike; más tarde continúa su
viaje por Alaska, desde Nome, en el mar de Bering, en donde el famosos pistolero
Wyatt Earp se enriqueció regentando un casino al que acudían a jugar los
mineros más afortunados, hasta los territorios del sur, donde señorean los
gigantescos y peligrosos osos grizzlies. Tierras de áspera belleza y nombres
legendarios. Ya de regreso, el autor lleva al lector a bordo del ferrocarril
transcanadiense, que discurre paralelo a la frontera estadounidense, entre
Vancouver y Quebec. Finalmente relata su regreso a Europa a bordo de un
carguero que navega de Montreal a Liverpool.
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